Le gustaba siempre mirar a una sola dirección,
a su izquierda siempre observaba el mismo paisaje, un paisaje desgastado,
el cual simplemente observaba por inercia, y no lo veía con las mismas ganas que tenía la primera vez que lo había visto.
Se le había vuelto tan usual… ya nada le sorprendía, era un paisaje colmado de nubes, de vez en cuando calmaban las tormentas, y podía apreciar su belleza…
pero a pesar de que estaba conciente de eso no se dignaba a voltear…
No se dignaba a voltear, porque ignoraba el hecho de que mientras todas estas cosas ocurrían en su paisaje habitual, en otras direcciones habían otros paisajes despejados, otras maravillas por ver.
Hasta que un día se cansó… Y miró…
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